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Semana Santa: ¿Por qué regalamos huevos en Pascua de Resurrección?

Es costumbre finalizar Semana Santa celebrando con huevos -principalmente- de chocolate, cuya tradición -en general- se explicaría por el sincretismo cultural.

La Semana Santa es crucial para el cristianismo y conlleva dos momentos que parecen contradictorios, un silencioso y meditativo Viernes Santo y un alegre Domingo de Resurrección, en el cual los niños buscan sus anhelados huevos de Pascua. Pero, ¿cómo se relaciona la Resurrección de Cristo con la búsqueda de dulces y chocolates distribuidos por un conejo?

Ante tal interrogante, Lorena Liewald, historiadora y directora Académica de la U. San Sebastián sede Valdivia, explica que si recorremos la historia universal nos damos cuenta de que el huevo ha sido para muchas culturas un símbolo de fertilidad y vida. “Esta tradición se remonta a épocas paleo-históricas puesto que, según estudios arqueológicos, en las cercanías de Worms, una ciudad alemana, fue encontrada la tumba de un niño en la cual se depositaron huevos de arcilla pintados. Ejemplos como éste hay en oriente y en occidente. Aparentemente, tras períodos de escasez se acostumbraba a realizar un intercambio de huevos que se decoraban. Era el renacer de una nueva época”, precisa.

Respecto a occidente, y tal como indica Liewald, con el avance de los evangelizadores en tierras germanas, la iglesia fue adoptando algunas de las tradiciones de las zonas invadidas, con la finalidad de lograr la aceptación entre los pueblos paganos. “Los antiguos germanos celebraban, al producirse el equinoccio de primavera, la festividad de Ostara; diosa que se relacionaba con la liebre y los huevos, ambos símbolos de la fertilidad. La finalidad, era dar la bienvenida a la luz que renace, y a la vez despedir el frío y oscuro invierno. No era otra cosa que el renacimiento de la naturaleza, donde los huevos simbolizaban la luz del sol y sus bendiciones”, señala.

Ahora, durante la Edad Media se estableció la prohibición de comer carne y huevos durante la Cuaresma, lo que como indica la directora Académica de la USS Valdivia “hacía que se acumulen, por lo que se cocían y se rociaban con una capa de cera líquida o se pintaban. Una vez terminada la Cuaresma, y por ende la prohibición, se regalaban entre vecinos, familiares y amigos, lo que significaba una hermosa fiesta”.

De esta forma, con el tiempo se fueron incorporando distintos elementos como por ejemplo el hacerles un orificio para introducir en ellos alguna sorpresa. “Finalizando el siglo XVIII se comenzaron a fabricar de azúcar en Alemania y Francia, lo que dio paso al chocolate tradicional que se extendió por distintas partes del mundo como consecuencia de los procesos migratorios del siglo XIX. Para efectos de la Iglesia Ortodoxa Griega los huevos son símbolo de la tumba, que con la resurrección de Cristo fue rota como cáscara de huevo”, apunta la académica de la USS.

Por todo, la historiadora Lorena Liewald concluye que, “quizás más que hablar de la introducción de elementos paganos en el cristianismo, lo correcto sería señalar que la celebración de la Pascua de Resurrección es una muestra del sincretismo cultural y de la permanencia de tradiciones ancestrales, y de pueblos que hoy no existen, pero cuyas tradiciones prevalecen en torno al sacrificio y resurrección de Cristo”.